Estimulación sensorial cefálico-auricular (ESCA)
Se trata de una técnica «anti-estrés» inducida a través de estímulos sensoriales en la región cefálica y el pabellón auricular, basada en la craneopuntura y la auriculoterapia, mediante la cual se estimulan ciertas áreas reflejas relacionadas con el cerebro.
Si bien la técnica parece sencilla, requiere de conocimientos de anatomía, de craneopuntura y de auriculoterapia. Por otra parte, la técnica puede acompañarse con otros estímulos sensoriales como sería el uso de ciertos aromas (osmoterapia), de sonidos (fonoterapia) o de luces de colores (cromoterapia).
La finalidad es la de inducir a la persona a unos niveles cerebrales de muy baja vibración, por debajo de los 10 Hz, la fase «alfa» o de relajación mental, ya que es la fase ideal para lograr un estado de calma física y mental.
¿Por qué liberarnos del estrés?
Al liberarnos del estrés estamos potenciando nuestro sistema inmunológico, favoreciendo la curación de cualquier enfermedad y, sobre todo, evitando que seamos víctimas de muchas dolencias. Según la revista Neurosciences el 85% de todas las enfermedades tienen como causa de fondo el estrés, ya que se trata de una respuesta del organismo frente ante la amenaza a la homeostasis, con el fin de sobrevivir, por lo que reacciona con numerosas respuestas adaptativas, implicando al sistema nervioso simpático y al eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA).
Pero no debemos confundir el «eustrés» o estrés positivo, como el que experimentamos al hacer deporte o asistir a un espectáculo estimulante, del «distrés» o estrés negativo causado por no saber canalizar los problemas cotidianos, las críticas o nuestros estados de ansiedad. Este último es el que nos hace enfermar y al cual hemos de combatir.
Mediante la ESCA o estimulación sensorial céfalo-auricular podemos lograr, de forma rápida, estados de relajación profunda, ya que se estimulan terminaciones nerviosas y reflejas que actúan sobre nuestro eje HPA, al tiempo que aumentan la permeabilidad del cuerpo calloso y el estímulo de la epífisis, o que aumenta la secreción de endorfinas y los endocannabinoides, como la anandamina (AEA) o la dimetiltriptamina (DMT).
¿Qué efectos causan las endorfinas?
Las endorfinas son unos neurotransmisores de la familia de los opiáceos, que segrega el cerebro cuando tenemos dolor, con el fin de compensarlo o cuando experimentamos sensaciones placenteras, como practicar deporte o hacer el amor, ya que de esa manera nos recuerda lo gratificantes que resultan de esas experiencias. Pero, a diferencia de las sustancias opiáceas extracorpóreas, las endorfinas no causan adición. Si privásemos por completo a una persona de estas «moléculas de la felicidad» nunca experimentaría sensaciones de placer por nada. Por ese motivo las personas con bajos niveles de endorfinas suelen tener una tendencia depresiva y son mucho más sensibles a los problemas cotidianos de la vida. Estas personas pueden ser más propensas a caer en drogodependencias como el alcohol, cannabis o el consumo de chocolate.
Pero existen otros métodos mucho más saludables de aumentar los niveles de endorfinas, como es gracias a la meditación o el ESCA, que pueden aumentar los niveles endorfinas en un 200%.
Los endocannabinoides y otras moléculas de la felicidad.
La anandamina (AEA) es un neurotransmisor que imita los efectos de ciertos opiáceos como la cannabis sativa, y cuyo nombre deriva de la palabra sánscrita ananda (आनन्द), cuyo significado es «alegría, paz interior o felicidad». Esta sustancia se produce en las membranas celulares y en los tejidos orgánicos a partir de la molécula precursora N-araquidonil fosfatidiletanolamina (NAPE). La NAPE se forma mediante la unión del ácido araquidónico (un AGE omega 6) y una amina libre a través de la acción de la enzima N-aciltransferasa.
El cacao es rico en anandamina y por eso el consumo de chocolate resulta tan placentero para la mayoría de personas. Esta sustancia además de tener un papel importante en la regulación del sueño, el hambre y el dolor, también interviene a la estimulación o inhibición del apetito sexual masculino, dependiendo de la dosis. Las dosis bajas estimulan el apetito sexual, mientras que las dosis altas lo inhiben.
La práctica de la ESCA también favorece la secreción de la n-dimetiltriptamina (DMT) por la glándula pineal o epífisis. Esta sustancia es una potente droga que se encuentra presente en todos los seres vivos del planeta, sobre todo en ciertas plantas como Mimosa Hostilis, la Piptadenia peregrina, las Acacias y algunas plantas sudamericanas como Psychotria viridis, Psychotria carthaginesis, B. rusbyana etc. A diferencia del DMT de origen vegetal, el segregado por nuestro cerebro no tiene efectos nocivos ni produce ningún tipo de adición.
El descubrimiento del DMT endógeno se lo debemos al Dr. Jimo Borjihin de la Universidad de Michigan, cuya investigación se publicó en la revista Biomedical Chromatography. Pero quien llamó al DMT «la molécula del espíritu», por su relación con el «tercer ojo» del budismo, fue el Dr. Rick Strassman, ya que aseguraba que esta sustancia intervenía en nuestros sueños y en las «visiones místicas».
¿En qué consiste una sesión de ESCA?
El entorno donde realizar la sesión de ESCA es muy importante, ya que debería ser un lugar confortable, sin demasiada iluminación y libre de ruidos. La persona que recibe el tratamiento puede estar sentada, con la columna vertebral recta, pero es mejor que se encuentre acostada en una camilla, ya que eso facilitará su completa relajación.
Tener una música suave, del tipo «nueva era» puede ayudarnos en el proceso, y lo mismo utilizar algún tipo de aroma suave, como por ejemplo lavanda o rosa. Se deberán evitar los aromatizadores a base de calor, ya que la temperatura degrada las esencias y puede emitir sustancias tóxicas al medio ambiente. Se deben utilizar aromatizadores en frío a base de agua, con un difusor en forma de ventilador, y en cuyo interior se ponen unas gotas de esencia aromática.
En primer lugar «peinaremos» con un peine de madera y de púas gruesas, siguiendo la línea media del cabello, a contracorriente de la energía del meridiano Tou Mo o Vaso Gobernador, quien controla toda la energía Yang del cuerpo. Realizaremos unos 10 o 15 pases, procurando ejercer una presión suave, pero profunda al mismo tiempo.
Seguidamente «peinaremos», el meridiano del Tai Yang o de la vejiga, en este caso en la dirección de la corriente energética y con un peine de púas más finas, con lo que evitaremos que se produzca un exceso de perdida energética, y de esa manare producimos un equilibrio energético, y al mismo tiempo una sensación de bienestar y de «descarga tensional». Realizaremos 10 pases de un lado y otros 10 del lado contrario.
El siguiente paso consiste en realizar un masaje en el cuero cabelludo con las temas de los dedos. Durante un minuto ejercemos presiones suaves y profundas por todo el cuero cabelludo y la zona suboccipital.
A continuación cepillamos el pelo con un cepillo de masaje, en dirección antero-posterior, de 10 a 15 veces.
Ahora pasaremos a efectuar un masaje en ambos lóbulos de la oreja, de forma simultánea, pinzando suavemente el lóbulo entre los dedos índice y pulgar, durante un minuto aproximadamente.
Pasaremos a continuación a masajear la zona de la cola del hélix (helicis) y la base del antehélix. El lóbulo, junto con la cola del hélix auricular, está inervado por el plexo cervical superficial, y se corresponde con las zonas reflejas de la cabeza y el cuello, por lo que este masaje produce una relajación sobre la zona posterior de la cabeza y el cuello.
Para el paso siguiente se necesita una varilla de vidrio diseñada especialmente para realizar masajes auriculares, con la cual seguiremos un trayecto específico que sigue el hélix (helicis), comenzado por la zona de la «cola» (cauda helicis), ascendiendo hasta el «cuerpo» (corpus helicis) y finalizando en la «rama montante» (crus helicis), todo ello inervado por el nervio trigémino. Desde ese punto continuaremos hacia la raíz del hélix (radix helicis), trazando una serie de líneas como un «abanico» en toda la concha auricular (zona de inervación del nervio vago). Este masaje lineal tiene un profundo efecto parasimpaticotónico, aumentando considerablemente el efecto relajante de la persona. Lo repetiremos entre 10 y 15 veces.
Por último nos dirigimos a la zona del trago (tragus), inervada por el glosofaríngeo y auriculotemporal (rama del nervio maxilar inferior) y que corresponde a la zona refleja de las comisuras inter-hemisféricas. Con el dedo índice realizaremos un pequeño masaje descendente desde la fosa supratragiana hasta el puente intertrágico. Los repetiremos de 10 a 15 veces.